lunes, 22 de octubre de 2007

Nacho Trillo umm


Trillo es un grafómano que quiere trasladar a papel oficial sus vivencias. Concibe la política como una actividad dignísima con importantes dotes de poética; persigue, ya lo hemos dicho, los imposibles desde la sinceridad de su medio siglo de camino. Cree en el futuro y tiene la valentía de enfrentarse a lo injusto aun arriesgando el plato de lentejas. Escribe una interminable epístola moral a su hija, en una prosa rica, llena de giros inesperados y experiencia; tiene una precipitación, como yo, por vivir en papel, con más certeza y confianza, sus días y sus noches. Escribe siempre que puede. En los plenos usa su portátil y redacta las líneas para su gran autobiografía, sus monumentales memorias.

Me confiesa que el prolijo libro que prepara, el de su vida, es, en el fondo, un viaje hacia sus vísceras para que su hija comprenda, el día de las cenizas y el fn, quién fue su padre; quién dedicó los esfuerzos a hacer de este país una nación mejor, aunque ello le costara enfrentarse al aparato de su partido, pleno de catetos que tomaron sus cargos como los yugos de un emperador romano.

Ambos concebimos la escritura como una entidad alejada de la mediocridad de los días. Un espacio etéreo donde él revive la transición, y donde uno se venga de tantas rubias hijas de puta, de tanto chulo de billar y de tanto cabrón suelto que nos jodió la existencia.

1 comentario:

Agustín Rivera dijo...

Un agudo retrato de Trillo. ¿Se incluirá en la novela 'El año de la rubia/as'?

Y ¡a escribir! Hacen falta más entradas en este blog.